viernes, 1 de abril de 2016

¿Cuánto es lo normal?

Ni la frecuencia, ni las posiciones, ni la duración, ni tener que llegar al orgasmo, son lo más importante.

En el tiempo que llevo ayudando a pacientes en temas de sexualidad, por mucho la pregunta que más oigo es: ¿cuantas veces es normal tener relaciones sexuales con mi pareja? Noto una gran preocupación por la frecuencia sexual.
Y es aquí donde esta vez me quiero detener. En el sexo nada es normal ni anormal, las emociones no son blancas o negras, malas o buenas, limpias o sucias.
Cada pareja tiene que aprender que su propia sexualidad es la más importante y esta es única. Si tengo sexo una vez a la semana, o al mes, o a cada 6 meses y lo paso bien, me gusta, logro mis orgasmos y estamos contentos con eso, ¿cuál es el problema?
Es un error preguntar y comparar mis relaciones con las de una amiga, conocida, ya que esto solo va a traer dudas, miedos e inseguridades en mi relación de pareja.
El otro día leía que los pingüinos tienen solo un orgasmo al año, y pensé: cómo debe ser de bueno, que ellos deben de quedar felices y no necesitan más hasta el otro año.
No se trata de que nosotros los seres humanos seamos como los pingüinos, pero sí de que dejemos atrás esa presión absurda del "cuánto", algo solo limita y trae problemas al acto sexual.
No nos olvidemos de que nuestro órgano sexual más potente es nuestra mente, por lo tanto, no tiene caso llenarla de comparaciones y de dudas ante nuestra frecuencia sexual, que mientras esta sea buena ¿para qué hacernos de una presión más? Como si no bastara con las que tenemos a diario.
La otra vez me tocó ver a una pareja: estaban muy cansados, trabajo, casa, cuentas, niños, etc. Me decían que llegaban a la casa y lo único que querían era acostarse para dormir, que las ganas y deseos no superaban el cansancio físico que tenían, pero se querían y deseaban.
Les comenté que no era necesario practicar coito, que existen muchos juegos entretenidos para llegar al orgasmo, y si esto no sucede, no importa, pero que jugar entre ellos antes de dormir era una manera de tener una buena sexualidad. Cada uno me dijo lo que le gustaba que el otro le hiciera, chupar una oreja, el dedo gordo del pie, buscar habilidades de placer.

Para la próxima sección sus caras ya eran diferentes, habían logrado pasarlo bien a pesar de su cansancio, con juegos, cortos pero que al mismo tiempo en cierto modo despertaban el deseo y el placer para algo más.
Por esto les digo, dejemos las angustias de lado, junto con las experiencias de los otros, que siempre sonarán mejores que las nuestras.
Concentrémonos en lo que tenemos y trabajemos para que sea lo mejor. Ni la frecuencia, ni las posiciones, ni la duración, ni tener que llegar al orgasmo son lo mas importante. Las habilidades de cada uno son como gasolina para una sexualidad placentera.
Qué importa cuánto es lo normal... ¡a disfrutar!

Fuente:BElelu.

Lo que hace que tú misma sabotees tu vida sexual.

 Lo que hace que tú misma sabotees tu vida sexual.



Siempre es más fácil tratar de encontrar una explicación de los problemas en lo externo, pero en realidad, muchas veces somos nosotros mismos quienes estamos haciendo una tormenta en un vaso de agua.
Cuando se trata de sexualidad y relaciones de pareja, la tendencia a delegar responsabilidades en la otra persona es aún mayor. Una mujer o un hombre que no acepta su sexualidad tal como es, tampoco va a aceptar que otros reconozcan su capacidad de disfrutar del sexo y la intimidad.

Si hay problemas en el ámbito sexual, es necesario evaluar las causas, pero también, hay que hacer un proceso de introspección. ¿Será mi pareja la que no me entiende o soy yo quien no logra conectarse consigo misma durante las relaciones sexuales?

Una de las cosas que pueden sabotear tu vida sexual es la percepción que tienes de ti misma. Si crees que nadie te puede considerar atractiva, incluso sabiendo que tu pareja cree que eres increíble, va a ser difícil que llegues a disfrutar de una vida sexual plena.

Muchas personas hacen transacciones durante el sexo y se atienen a ello. Por ejemplo, la mujer sólo hace sexo oral si el hombre se lo hace a ella, o viceversa. Este tipo de comportamientos hacen del sexo algo sistematizado y poco espontáneo, y en consecuencia, tú también serás así en la cama si no te liberas de estas ideas.

Todos tenemos derecho a tener orgasmos, y si piensas que tú no deberías tenerlos, nunca los tendrás. Los orgasmos son algo natural, no hay nada tabú o secreto en ellos. Si te avergüenzas de tus orgasmos, te avergüenzas de tu sexualidad, de tu naturalidad.

Otro factor que puede sabotear tu vida sexual es la falta de comunicación y autoconocimiento.Sí sabes lo que te gusta y quieres que tu pareja lo haga,debes decírselo o sugerírselo.
Si no hay comunicación, se construyen barreras innecesarias  que lo único que hacen es desviar el objetivo principal de las relaciones sexuales: el placer y el disfrute.
Tomado de :BELELU.

¿Qué hacer cuando el deseo sexual disminuye en los hombres?

¿Qué hacer cuando el deseo sexual disminuye en los hombres?

 Cuando nos damos cuenta de que las pausas sexuales son más grandes de lo habitual, debemos asegurarnos de no estar pasando por una disminución del deseo sexual. La define la Asociación Americana de Psiquiatría como “deficiencia persistente y recurrente de ausencia de fantasías sexuales y deseo por actividades sexuales, que causa malestar, angustia o dificultades interpersonales”.
El Manual Dx de Sexología Dr. Bianco yColls la define como “la ausencia, disminución, exceso o desactivación de fantasías, motivación, ‘ganas’ disminución de la búsqueda y receptividad al ser buscado para ejercer la función sexual, lo cual repercute en la persona y/o en su pareja”, tomando el tiempo de alteración como mínimo tres meses.
El trastorno más estudiado es el deseo sexual hipoactivo, con frecuencia uno de los principales motivos para la disminución del deseo sexual, en hombres son:
Bajo nivel de testosterona, aumento de prolactina.
– Enfermedad: diabetes, cardiopatías, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson.
– Trastorno depresivo mayor y medicamentos para esta enfermedad.
– Factores situacionales: falta de tiempo, rutina, conflicto de pareja, pérdida de un familiar o afectación laboral.
– Disfunciones Sexuales: eyaculación rápida, fallas erectivas, aversión al sexo, dolor en la relación sexual, parafilias o discordia de pareja.
– Consumo de sustancias: alcohol, drogas o algunos medicamentos.
Al corregir estos problemas, el deseo sexual puede ser restablecido. Si no es así, se debe buscar atención médica especializada.


En el deseo sexual hipoactivo, en donde existe reducción de las erecciones nocturnas y matutinas, retardo en la eyaculación y reducción del volumen del semen, la causa puede ser la disminución de testosterona, y aparece la obesidad, asociado a la disminución de masa muscular y mineral ósea, disminuyendo el vigor físico, fatiga, depresión, irritabilidad, alteraciones en el tamaño testicular, alteraciones en la distribución de cabello, ginecomastia y pequeño tamaño de la próstata puede ser detectado.

No todas las manifestaciones son visibles ni detectadas. Por todas estas causas debemos consultar con el urólogo una vez al año, hacer chequeo completo y verificar nuestro desempeño, para lograr mantener la salud sexual que tanto deseamos.
Si la causa no es orgánica debemos buscar origen y estar seguro del tiempo de aparición así identificamos la situación que lo causó para buscar un especialista.
No esperes un tiempo prolongado para buscar ayudar y así evitar consecuencias que se transforman en situaciones no solucionables.
Si tienes dudas puedes contactar a la Dra. Luz Jaimes aquí.
La Dra. Luz Jaimes M es Medico Cirujano ULA, Medico Sexólogo, Master en Terapia de la Conducta. Ex presidenta de la Sociedad Venezolana de Sexología Medica, Secretaria de la Federación Latinoamericana de Sexología FLASSES, Docente en Post grado de Urologia y Sexologia Medica, Conductora del programa de educación sexual Piel Adentro en 92.9 en Caracas Venezuela, speaker nacional e internacional en diferentes congresos.

 La Dra. Luz Jaimes M puedes seguirla en TwitterFacebook eInstagram @DraLuzJaimes.

jueves, 31 de marzo de 2016

Por qué la segunda vez que amas puede ser mejor… Un amor más valorado

¿Por qué es mejor el segundo amor?


Es más que certero que todo el mundo coincide en que el primer amor es el mejor. Es el amor que recordaremos para el resto de nuestras vidas y el amor que jamás podremos olvidar. ¿Pero es mejor que el segundo?
Si somos honestos y reflexionamos podemos ver que casi siempre es mejor el segundo amor y hay varios y sencillos motivos.

El  Primer Amor: es de lo más “LOCO” del mundo y todo se vuelve  color de rosa. Nos volvemos como niños  enamorados . damos todo, y más de nosotros mismos.


Descontrolamos muchas cosas y nos dejamos llevar sin miedos y sin madurez.
Es un amor muy lindo, y como no, será un amor que recordaremos toda la vida.
Ahora bien, si analizamos algunas cosas podemos ver que también cometemos muchos errores, ya que es la primera vez que nos enamoramos y muchísimas veces solo queda en eso. “Nuestro Primer 
Amor".

El segundo amor

Cuando iniciamos un segundo amor somos más maduros, tenemos más conocimientos de la vida del amor y no es más fácil no cometer algunos errores de novato en este mundo de mariposas.
Con el segundo amor sabemos comprender más nuestra pareja, y por supuesto, conseguimos tener mejores relaciones sentimentales, claramente, tenemos mejor sexo.
Con un segundo amor somos más conscientes de muchas cosas y valoramos muchísimo más los pequeños detalles.
Nos volvemos más empáticos y aprensivos y en definitiva somos más perfectos como parejas.
El segundo amor tendemos a compararlo con el primero, es inevitable, pero de una forma inteligente para llevar a cabo mejor la relación actual y aprender de aquellos errores de inmadurez y de inconsciencia.
Es una reflexión muy subjetiva, pero no se aleja de la realidad.
En la vida hay casos de todo tipo y no podemos dejar de tener en cuenta que muchas veces hay parejas las cuáles uno de ellos están viviendo su primer amor, mientras que el otro tal vez vive el segundo o el tercero.

Tomado de: Albert Espinola.