Los Beneficios De La Libertad.
A veces, el divorcio trae una liberación y una cuota de soberbia que deja mudo a más de uno. ¿Qué pasó? ¿Cómo es posible un cambio tan repentino?
A muchas mujeres la separación las cambia. Dejan de quejarse, abandonan la zona de conflicto por falta de amor, dependencia, sumisión, violencia, y otras diferencias que rompen el vínculo.
Finalmente se liberan y salen airosas, con un saber sobre sí mismas y el comportamiento de los hombres. En poco tiempo han cambiado el llanto por la risa, el miedo por la audacia y el compartir por el egoísmo. ¿Qué les pasó?
Si hay dolor que no se note
Todos sabemos que el dolor confunde hasta el punto de no encontrar salida. Sin embargo, toda separación conlleva el dolor por lo perdido, por aquello que en algún momento provocó ilusiones, proyectos, hasta logros compartidos con el ser otrora amado.
La mujer separada y superada se planta en el lugar donde la razón parece dominar. El raciocinio, que antes entraba en conflicto con la emoción, gana por fin el embate. Pareciera que por un tiempo "sentir" es la amenaza a la integridad conseguida.
“La superada” teme a las emociones, cree que si vuelve a enamorarse la experiencia anterior será en vano y tropezará inevitablemente con la misma piedra.
Las frases de la razón
La racionalización es un poderoso mecanismo de defensa que pone distancia con el mundo emocional. La usamos con frecuencia para explicar situaciones y evitar el dolor.
En situaciones de conflicto adquiere la forma de frases hechas: “mejor solo que mal acompañado”, “buey solo bien se lame”, “no hay mal que por bien no venga”, o de relatos llenos de lugares comunes: "no quiero ser vieja y desdichada", "solo se vive una vez", "de pronto descubrí que dormía con un extraño".
Allí donde se instala la racionalización se obtura la posibilidad de pensar qué ha pasado, cómo afecta la separación, que haré de ahora en más, qué siento, qué aprendí, qué deseo, etc.
La defensa actúa como una coraza dirigida a bloquear los afectos comprometedores y los recuerdos dolorosos para la conciencia. En reemplazo se asumen los pensamientos irreductibles y una imagen de sí misma dotada de un temple imbatible.
“Las separadas y superadas” dan cátedra a las "pobres fregonas" que todavía se siguen quejando porque el marido se apropia del control remoto. Se han convertido de repente en maestras, psicólogas, monjas zen o militantes feministas. Rechazan de manera inconsciente el saber que otorga la experiencia, porque en la vida siempre somos aprendices.
FUENTE :Por el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
Finalmente se liberan y salen airosas, con un saber sobre sí mismas y el comportamiento de los hombres. En poco tiempo han cambiado el llanto por la risa, el miedo por la audacia y el compartir por el egoísmo. ¿Qué les pasó?
Si hay dolor que no se note
Todos sabemos que el dolor confunde hasta el punto de no encontrar salida. Sin embargo, toda separación conlleva el dolor por lo perdido, por aquello que en algún momento provocó ilusiones, proyectos, hasta logros compartidos con el ser otrora amado.
La mujer separada y superada se planta en el lugar donde la razón parece dominar. El raciocinio, que antes entraba en conflicto con la emoción, gana por fin el embate. Pareciera que por un tiempo "sentir" es la amenaza a la integridad conseguida.
“La superada” teme a las emociones, cree que si vuelve a enamorarse la experiencia anterior será en vano y tropezará inevitablemente con la misma piedra.
Las frases de la razón
La racionalización es un poderoso mecanismo de defensa que pone distancia con el mundo emocional. La usamos con frecuencia para explicar situaciones y evitar el dolor.
En situaciones de conflicto adquiere la forma de frases hechas: “mejor solo que mal acompañado”, “buey solo bien se lame”, “no hay mal que por bien no venga”, o de relatos llenos de lugares comunes: "no quiero ser vieja y desdichada", "solo se vive una vez", "de pronto descubrí que dormía con un extraño".
Allí donde se instala la racionalización se obtura la posibilidad de pensar qué ha pasado, cómo afecta la separación, que haré de ahora en más, qué siento, qué aprendí, qué deseo, etc.
La defensa actúa como una coraza dirigida a bloquear los afectos comprometedores y los recuerdos dolorosos para la conciencia. En reemplazo se asumen los pensamientos irreductibles y una imagen de sí misma dotada de un temple imbatible.
“Las separadas y superadas” dan cátedra a las "pobres fregonas" que todavía se siguen quejando porque el marido se apropia del control remoto. Se han convertido de repente en maestras, psicólogas, monjas zen o militantes feministas. Rechazan de manera inconsciente el saber que otorga la experiencia, porque en la vida siempre somos aprendices.
FUENTE :Por el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
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